Así lo advirtió un informe sectorial que planteó que, por la caída del consumo y bajos precios al productor, unas dieciséis cadenas productivas siguen con pocas señales de recuperación. El sector bovino, cítricos, yerba mate, maní, lechería, vino y mosto, entre las más afectadas.
En el segundo semestre del año más del 50% de las economías regionales está en crisis. El panorama federal muestra el impacto negativo generado por la caída sostenida del consumo interno, bajos precios al productor y pocas señales de recuperación en diferentes cadenas productivas, todo lo que llevó a que 16 de 19 producciones relevadas sigan en alerta a esta altura del año. Entre las más complicadas aparece el sector bovino, cítricos dulces, yerba mate, mandioca, maní, miel, actividad lechera, del algodón, arroz, ovinos, papa, forestal, granos, peras y manzanas, hortalizas, y vino y mosto.
Los datos se desprenden del último informe elaborado por Coninagro y reflejan la continuidad de un escenario adverso en las diversas cadenas productivas del país para la segunda mitad del año. Al respecto, la entidad señaló entre las principales razones de la crisis a “una baja demanda, precios al productor sensiblemente por debajo de la inflación, y volúmenes de producción y comercio volátiles, y hasta para el olvido”.
Un punto no menor se vincula con que “la demanda aún no muestra dinamismo que entusiasme a pensar en cambios de escenarios hacia adelante”. De igual manera, el último informe de economías regionales que difunde CAME señaló que “fruto de la falta de convalidación de precios por parte del consumidor, se observó una caída de demanda de alrededor del 35%”.
Alerta productiva
Desde el área de economía de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada (Coninagro) que representa a cooperativas del sector agropecuario a nivel federal publicaron un nuevo informe mensual sobre el “Semáforo de las economías regionales” que indagó en la situación actual de gran parte de las cadenas productivas del país.
De las 19 producciones que se monitorean todos los meses, siguiendo la parte micro a nivel precios y costos, la parte productiva y a nivel exportaciones y consumo interno, este indicador mostró que entre las economías regionales más perjudicadas se encuentran el sector bovino, cítricos dulces, la actividad de la yerba mate, mandioca, maní y miel.
En detalle por producción, la actividad de la yerba mate es una de las más perjudicadas al punto de que “el precio de la hoja verde está casi al mismo valor que hace un año atrás”. Se suma la situación crítica de bovinos con precios “por debajo de la inflación y pocas señales desde la demanda”, lo que también se repite en cítricos, maní, miel y mandioca, esta última con “los precios más bajos de la última década”.
En cuanto a las actividades en alerta se trata de sectores que “a pesar de que se observan aumentos en los precios al productor, no superan la inflación interanual del 209% registrada en septiembre”. Asimismo se destacó que “la demanda sigue sin mostrar un dinamismo que sugiera un cambio de tendencia en el corto plazo”. Sobresale, en ese sentido, la performance del algodón donde “la recuperación se interrumpe por bajos precios” empeorando su situación en el último mes al pasar de verde a amarillo, sumado al arroz con “buenas expectativas productivas pero precios bajos” y a la actividad forestal con “mejora en precios pero caída en exportaciones”.
También se mencionó la situación de los granos que mostraron “precios deprimidos aunque recuperación productiva y de exportaciones”, la de hortalizas que evidencian alta volatilidad de precios, así como de la actividad lechera con “buena relación insumos producto, pero aún resta recuperar ritmo de producción”, y de ovinos, en emergencia en el sur del país. El desempeño de la papa, peras y manzanas, vino y mosto reflejó “precios en recuperación pero por debajo de la inflación”, a lo que se agrega el impacto negativo de la crisis del consumo. Finalmente en crecimiento se encuentran aves, porcino y tabaco con “volúmenes estables de producción y consumo estable”.
Al respecto, Silvina Campos Carles asesora económica de Coninagro, evaluó que se observa “un claro estancamiento de los precios” y si bien existen “varias mejoras en la parte productiva, con el consumo interno todavía estancado y algunas exportaciones que mejoran, no compensan todo el efecto”.
Brecha del productor a la góndola
Según el Índice de Precios en Origen y Destino elaborado por el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) en septiembre los precios de los agroalimentos se multiplicaron por 3,4 veces del campo (origen) a la góndola (destino). Es decir, el consumidor pagó $3,4 por cada $1 que recibió el productor. En promedio, la participación del productor explicó el 24,7% de los precios de venta final, un 20,1% menos con respecto al mes anterior. La mayor participación la tuvieron los productores de pollo (49%), mientras que la menor fue nuevamente para los de limón (6,9%).
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En la actividad frutihortícola los precios de las 19 frutas y hortalizas que integran la canasta que mide la entiendad se multiplicaron por 4,8 veces, lo que representa un incremento del 17,1% con respecto al mes anterior. Es decir que, por cada peso que recibió el productor frutihortícola, el consumidor pagó $4,8. En el caso de la canasta de origen animal, el consumidor abonó 2,9 veces más de lo que recibió el productor, sin variaciones con respecto a agosto.
Los productos que presentaron mayor diferencia entre los precios de origen y destino fueron el limón (14,5 veces), la mandarina (9,5), la lechuga (8,7), la manzana roja (6,2) y la pera (6,1). En ese sentido, el limón aumentó 25,6% en origen y 16,7% en destino, por lo que “sigue atravesando una situación crítica” ya que “ante la falta de ventas algunos productores decidieron no cosechar, porque el precio que pagan las industrias no llega a cubrir los costos de producción”. Por su parte, los precios de la mandarina también se incrementaron en ambos extremos de la cadena (15,2% al productor y 4,5% al consumidor). En el caso de la lechuga disminuyó tanto al productor (48,1%) como al consumidor (21,9%), por un incremento en las cantidades ofrecidas, mientras que en las frutas de pepita, tanto la manzana como la pera presentaron incrementos en destino (9,5% y 3,5%, respectivamente).
“Por la falta de convalidación de precios por parte del consumidor, se observó una caída de demanda de alrededor del 35%. Al ser, por lo general, productos perecederos, la situación forzó a distintos eslabones de la cadena de valor a resignar parte de la renta”, evaluaron desde CAME y agregaron que “debe considerarse el fuerte incremento de costos” como insumos dolarizados, transporte y logística, entre otros, y resaltaron que “se está viviendo cierta incertidumbre donde algunas regiones ingresan con su producción al mercado, mientras otras están en retirada”.