Las políticas del gigante asiático para frenar el covid, sumado a la reciente guerra en Ucrania, amenazan su perspectiva de crecimiento
La economía de China se enfrenta a un período de crecimiento más lento y esto amenaza con frenar la recuperación mundial tras la pandemia. En parte, esto ocurre por el enfoque de tolerancia cero de Beijing para frenar el avance del COVID-19.
Ahora, según reportó el Wall Street Journal algunos economistas creen que el gigante asiático se acerca a una recesión, algo que el país no ha experimentado en décadas. No obstante, China tiene algunas herramientas para evitar llegar a ese escenario. Por ejemplo, aumentar el gasto público para que la economía crezca.
La actividad fabril se contrajo a un ritmo más pronunciado en abril, en un momento en que los confinamientos generalizados por el COVID-19 redujeron la producción e interrumpieron las cadenas de suministro, mostró una encuesta oficial el sábado.
El índice oficial de gerentes de compras (PMI) de manufactura cayó a 47,4 en abril desde 49,5 en marzo, para un segundo mes consecutivo de contracción, dijo la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS). La marca de 50 puntos separa la contracción del crecimiento en una base mensual.
Docenas de las principales ciudades de China están en medio de confinamientos totales o parciales, incluido el centro comercial de Shanghai, llevando a más analistas a reducir las previsiones de crecimiento para la segunda economía más grande del mundo.
Ante este panorama, millones recién graduados luchan por encontrar un trabajo. La confianza empresarial cayó, las importaciones se desplomaron y los chinos están ahorrando más, informó The Wall Street Journal.
Pero no solo la política de tolerancia cero contra el COVID-19 ha afectado a China, ahora las guerra en Ucrania elevó los costos para las empresas chinas y disminuyó la demanda de sus exportaciones. Además, el sector de los bienes raíces entró en una fuerte caída el año pasado.
El problema no solo afecta a China, ya que la desaceleración de su economía se sentirá a nivel mundial. Según el Fondo Monetario Internacional, el gigante asiático representaría una cuarta parte del crecimiento económico mundial hasta 2026.
Uno de los países afectados sería Brasil, que podría ver disminuida la demanda de productos como el mineral de hierro y otros metales. También afecta a países como Taiwán, Corea del Sur y Japón, que exportan componentes y maquinaria al gigante asiático.
La empresa de automóviles Ford Motor Co. anunció que sus ventas cayeron un 19% en el primer trimestre respecto al año anterior en China.
Los niveles de desempleo preocupan las autoridades del país asiático. El desempleo juvenil ahora es del 16%, según datos oficiales.
“Es demasiado difícil para los jóvenes encontrar trabajo hoy en día”, dijo Jessica Fan, gerente de proyectos de una empresa de Internet en China, a The Wall Street Journal.
Las grandes empresas tecnológicas han despedido empleados en masa. Sobre este asunto, Fan señala que cada vez que su empresa anuncia un nuevo puesto de trabajo, los currículos llegan a su buzón “como una avalancha” durante semanas.
En China se estima que unos 10 millones de estudiantes universitarios se graduarán este año. Sin embargo, según los datos recopilados por expertos, en el país no hay suficientes vacantes para todas esas personas que intentan ingresar por primera vez al mundo laboral.
Según la firma de investigación J Capital Research, la cantidad de personas empleadas en pequeñas y medianas empresas se ha reducido en alrededor de un 30 por ciento.
En cuanto al mundo de las finanzas, el lunes pasado las acciones chinas sufrieron su peor liquidación en más de dos años.
De acuerdo con Weijian Shan, presidente y director ejecutivo de PAG, la economía de China está “en la peor forma de los últimos 30 años”.
“También creo que el descontento público en China está en su punto más alto en los últimos 30 años”, agregó Shan.
“Claramente existe el riesgo de un tipo estándar de recesión del crecimiento”, dijo Jonathan Ashworth, economista chino de Fathom Consulting en Londres.
A finales de abril, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional señaló que China debería utilizar su espacio fiscal para estimular el consumo, mientras enfrenta una desaceleración económica provocada por los nuevos confinamientos relacionados al COVID-19.
Kristalina Georgieva sostuvo que China tiene un amplio espacio de política fiscal y monetaria para contrarrestar la situación, pero señaló que sería mejor estimular el consumo.
“Lo que vemos en China es que el consumo se está quedando corto, no se está recuperando con la fuerza necesaria”, dijo Georgieva en una conferencia de prensa en las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial.
“Así que en lugar de mover el dinero a las inversiones públicas, hay que moverlo a los bolsillos de la gente, para que haya más dinamismo proveniente de un auge del consumo”.
Asia sigue siendo la región más dinámica del mundo, pero sus perspectivas económicas son “estanflacionarias”, con un crecimiento más débil de lo esperado y una inflación más alta, recalcó el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El FMI revisó a la baja sus proyecciones de crecimiento del PIB de Asia hasta el 4,9% para 2022 respecto al 5,4% de enero, en un contexto de guerra en Ucrania, el resurgimiento de la pandemia de covid-19 y el endurecimiento de las condiciones financieras.