En la antigüedad, el tatau servía como una forma de identificación, registro genealógico y representación de hitos importantes
Los sonidos que hacen las herramientas tradicionales de tatuaje polinesio es “ta-tau”, y esto le da el nombre. Este arte, en la cultura de la Polinesia, comenzó hace más de 3.000 años. Los diseños son tan diversos como las personas que los usan. Los tatuajes forman parte integral de la identidad y la herencia cultural de las más de mil islas en el Océano Pacífico Sur.
Los tatuajes polinesios utilizan herramientas y técnicas tradicionales, algunas de las cuales se remontan a más de 2.700 años con escasos cambios. La técnica principal involucraba un peine afilado adherido a un mango, cuyas puntas se sumergían en tinta y se aplicaban a la piel con golpes rítmicos. Esto fue documentado en varias expediciones europeas a la Polinesia hechas desde los siglos XVIII, como las de John Webber y Jacques Arago.
La influencia del tatau polinesio trascendió fronteras: inspira a los visitantes a llevar un recuerdo permanente. Tal y como explicó a National Geographic Eddy Tata, un tatuador de las Islas Marquesas: “Mientras hablo con los clientes, ya voy haciendo el diseño en mi cabeza. Si el cliente me muestra una imagen y quiere ese diseño exacto, no la copiaré”.
Según Tata, replicar algo personalizado es una forma de apropiación, como robar la historia de otra persona. “Lo explico a medida que adapto el diseño para que corresponda a la narrativa del cliente”, contó.
En la antigüedad, el tatau servía como una forma de identificación, registro genealógico y representación de hitos importantes. “Dependiendo del archipiélago de donde venías, el tatau se practicaba de manera diferente y los símbolos tenían distintos significados”, dijo Samuela, cuyos padres son de la Polinesia Francesa. “Por ejemplo, las personas que viven en una isla con montañas usan diferentes símbolos de la tierra según su propia experiencia”, explicó.
Muchas veces, los tatuajes se hacían para confrontar. “A menudo los tatuajes se hacían para desafiar a las potencias coloniales, por lo que fue una de las primeras cosas que los hombres blancos intentaron suprimir”, señaló Tricia Allen, una tatuadora con vasta experiencia en la historia de la Polinesia y autora de distintos libres sobre la materia.
Incluso por misioneros cristianos se prohibió la práctica, en los inicios del siglo XIX, pero se mantuvo viva la tradición a escondidas hasta que volvió a permitirse unos 150 años después. Desde entonces, no paró de crecer y mantener los valores de siempre.
Marcas de vida
Cada tatuaje en esta cultura tiene un significado profundo y una historia única detrás. Tahiarii Yoram Pariente, un asesor cultural polinesio, contó: “El dolor y el simbolismo en el acto del tatuaje es muy interno, y lo que ves no es necesariamente lo que obtenés. La gente no entiende automáticamente tu historia con solo mirar tu tatuaje. Es sólo la tapa del libro la que constituye a la persona en su totalidad”.
Desde un enfoque cultural y de respeto, es crucial comprender que hay diseños y estilos reservados exclusivamente para ciertas personas o eventos en la vida de las personas polinesias. “Se nace desnudo y sin nada. Durante la vida acumulás recuerdos y eventualmente, cuando morís, dejas todo. Lo único que adquirís durante tu vida y que te acompaña después de tu muerte son tus tatuajes”, dijo Pariente.
Las técnicas evolucionaron, pero la esencia del tatau sigue vigente. Desde herramientas hechas con hueso y conchillas hasta la tinta preparada con humo de semilla y aceite, el proceso es un testimonio de la rica herencia cultural de los isleños del Pacífico.