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Los datos de los científicos indican que hay un 85% de posibilidades de que el planeta exista.
Astrónomos han encontrado posible nueva evidencia de que existe un Planeta 9 en los confines del Sistema Solar, basada en el estudio de la inclinación de una población de objetos (TNO) más allá de Neptuno.
Una pista temprana clave sobre el Planeta 9 surgió hace casi una década: los objetos del gran perihelio del Cinturón de Kuiper se agrupan. La dispersión gravitacional de Neptuno altera este patrón, por lo que la atención se mantiene en los TNO dinámicamente estables (tipo Sedna), ignorando los inestables.
En el nuevo estudio, publicado en arXiv, el equipo liderado por Konstantin Batygin, del Instituto de Tecnología de California, rastreó los movimientos de objetos de período largo que cruzan la órbita de Neptuno y exhiben movimientos irregulares durante su trayectoria.
El dato que indicaría que hay un nuevo planeta
Dada su inestabilidad dinámica, sólo dos escenarios pueden mantener esta población de TNO en un estado estable: o son impulsados hacia adentro por la interacción entre la marea galáctica y la dispersión de Neptuno, o son el resultado de una dinámica inducida por el Planeta 9.
El equipo llevó a cabo cálculos detallados y simulaciones astrofísicas tanto para el escenario del Planeta 9 como para el modelo de marea galáctica. Los resultados muestran que si bien el Planeta 9 produce una distribución de perihelio plana de los que cruzan Neptuno, el modelo sin Planeta 9 da como resultado una distribución que alcanzó su punto máximo alrededor de 30 UA (Unidades Astronómicas).
Después de ajustar el sesgo observacional los datos favorecen al modelo Planeta 9 en un nivel 5 sigma de confianza en una escala de 6. Sorprendentemente, este grupo “poco exótico” de TNO proporciona la evidencia estadística más sólida hasta el momento de que el Planeta 9 está realmente ahí fuera, concluye Batygin en su cuenta en X.
Desafortunadamente la ubicación en el cielo no se puede derivar de la nueva investigación, admite Batygin, quien también confía en que futuros observatorios como el Vera Rubin ayuden en una localización, aunque no está claro que lo vaya a detectar. “Ya veremos”, dijo.
Europa Press