(Enviado especial) Todos los días, desde las 3 de la madrugada, 2.000 personas hacen fila frente a una compañía privada que se dedicaba a proveer logística de transporte para grandes empresas. Pero la guerra contra Rusia cambió sus objetivos empresariales, y desde hace dos meses reparte comida gratis para los ancianos, las viudas y los desocupados que sufren las consecuencias de las decisiones geopolíticas que Vladimir Putin toma desde su despacho fortificado en el Kremlin.
“Es gente grande, desempleada, que a la mañana temprano hace la fila. Nosotros le damos un número, podemos llegar hasta 2.000. Y cuando se terminan, vemos qué hacemos. Sí podemos, aumentamos el número de raciones que entregamos”, explicó a Infobae Olakdandr Delas, jefe del departamento de la empresa que hacía logística en Kharkiv.
-¿La municipalidad de Kharkiv entrega los pollos y las papas?-, preguntó este enviado especial.
-Sí. Son dos trozos de pollo congelado. Y un puñado de papas. Nada más.
-¿Todos los días?
-Sí. La municipalidad nos entrega la comida, nosotros la racionamos, repartimos los números y la gente hace la fila. Así es todos los días. Desde las dos de la madrugada hasta las cinco de la tarde.
Oleksiy Maslo vivía en Kharkiv antes de la guerra que desató Putin. Se dedicaba al diseño de moda y tenía una vida tranquila. Pero el conflicto bélico cambio sus planes, le anunció a la madre que se quedaba en la ciudad como voluntario civil, y armó un sitio web para coordinar la ayuda a los civiles más necesitados.
Oleksiy es infatigable. En un día entregó dos ambulancias al Centro de Atención de Emergencias Medicas de Kharkiv y a continuación donó harina, aceite y pañales -entre otros insumos- a una clínica que trata a chicos con problemas neurológicos. Oleksiy pide fondos a través de la página Kharkiv-Help.com, y obtiene muy buenas respuestas.
“Tengo una amiga en Holanda, y le pedí ayuda para comprar las ambulancias. Y ahí están”, comentó Oleksiy Maslo a Infobae.
-¿En Europa entienden qué está pasando en Ucrania?
–Sí. Son solidarios. Nos ayudan.
-¿Cómo se obtienen los insumos para los hospitales?
-Son donaciones privadas que repartimos cuando llegan. Son muy necesarias, y muy reclamadas. Cuando las tenemos, no perdemos tiempo, y las repartimos.
La nafta ya escasea en la ciudad de Kharkiv. Desde muy temprano, los automovilistas hacen fila en las estaciones de servicio y aguardan con paciencia recibir su cuota de combustible. La nafta aumentó un veinte por ciento desde que inició la guerra, y el Gobierno de Volodimir Zelensky hace lo que puede para garantizar el abastecimiento.
“Estamos así desde que comenzó el conflicto”, dijo a Infobae Sergii Kotelnikov, encargado de la estación de servicio.- gasolinera.
-En la fila conté 85 autos. ¿Siempre es así?-, preguntó este enviado especial.
-Sí. Puede variar antes del fin de semana. Pero es un número constante.
-¿El Gobierno garantiza el abastecimiento?
-Sí.
-¿Subió de precio desde que inició la guerra?
-Sí. Un veinte por ciento. Pero acá todos entienden, y solo se quejan por la espera.
La ciudad de Kharkiv está a pocos kilómetros del frente de batalla. Siempre suena la sirena -de noche y de día- y los misiles rusos han impactado en edificios civiles, parques infantiles y en la propia municipalidad. Aquí no hay respiro, y todos asumen que el combate continuará por un largo tiempo.
La solidaridad funciona a pleno y la preocupación es con los chicos y los ancianos. Los niños no quieren salir a jugar y sufren con cada alarma sonando. Y los mayores no tienen plata y viven de la ayuda pública.
La guerra de Putin golpeó esta sociedad en el comienzo de la vida y también en el final.